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Welcome to the Digital Catalog of the Sounds of Spanish and Portuguese, an archive of dialectally varied, spoken language data from throughout the Spanish- and Portuguese-speaking world. You can use these audio and video files that in teaching and learning more about linguistic and cultural diversity. Speech samples are cross-listed by geography, linguistic feature, and conversational topic. They appear with written transcripts, dialectological annotations, and user-friendly navigational capabilities. Use the advanced search link in the navigation bar above to get started!
Juanita Gutiérrez: La pizca
Mis padres vinieron para acá para Ohio en mil novecientos cincuenta y tres. Este, ellos venían porque habían oído que para acá para el norte había… pizca. La pizca siendo el pepino y el tomate, el betabel. Entonces este, ellos se vinieron para acá y aquí es donde ellos se quedaron, fue donde como dije yo había nacido. Entonces este, después de que al final nos quedamos aquí, que yo me casé con mi esposo, ahora me tocó a mí andar de inmigrante. Andar de inmigrante… a la misma vez me sirvió una experiencia muy grande, este, pero… aunque nosotros íbanos de aquí de Ohio… pero nosotros, el homebase era Ohio. Cuando la demás gente que viene de Texas, de Flórida, de México… ese es el homebase y vienen a la pizca aquí a Ohio. Nosotros estamos al revés, mi familia. Nosotros íbanos de aquí después de la pizca del pepino, del tomate, nos íbanos para Flórida a la naranja, a la toronja… a Dade City. Después de Dade City, nos íbanos para Minnesota al betabel. Y allí nos quedamos unos cuantos meses y regresamos para atrás para Ohio al pepino. Y así seguía, si-, el cycle… uh, uh, por muchos años. Pero estando, ah, así de inmigrante, yo pienso que… se, la familia se une más. Estamos todos trabajando juntos… comiendo juntos. Y a la misma vez posible bro-, bromeábamos, jugábanos así en la labor. Pero yo pienso que eso hace que haiga una unión muy grande entre la misma familia y el respeto. No es que aunque no lo haiga ahorita pero para mí se me hace que era más unión. Y, y allí puede estar uno sentado en una jampa o en una esquinita del labor comiendo sus tacos, sus frijoles. Y este, y con los niños en un lado. Este, ese fue una experiencia muy grande para mí y yo qui-, quise enseñarles a mis hijos después de que mi esposo… yo nos quedamos aquí, mi esposo empezó a trabajar en una betabelera donde hacía azu-, azúcar. Y para seguir trabajando… mis hijos tenían como, los dos mayores tenían como diecinueve años, diez y nueve años. Entonces yo empecé a buscar un ranchero aquí local que podía pizcar yo misma durante el verano el pepino. Entonces no había tantas regulations que el niño no puede andar tanto en el labor, sino que yo me llevaba lo-, los tres más grandes. Yo les enseñé a mis hijos los grandes a, como lo que era pizca-, era andar piz-, pizcar al labor… para que supieran ellos qué tan duro es, como hay otros niños también la edad de ellos que aún lo hacían porque tienen que vivir así. Y yo… es una experiencia que yo quería enseñar así como mi mamá me enseñó a mí, yo les quería enseñar a mis hijos como pizcar también al labor. Mientras que la más chiquitita andaba allí buscando grillos, echándolos a la bolsa allí. Cuando le tocaba bañarla, pues allí salían los grillos todos secos. Pero este, mis hijos, los más grandes, agradecen y ellos… reconocen qué tan duro es el trabajo ese de, de andar en el labor. Este…

- Fremont, Ohio
- United States
Gilberto Serrano Cabassa: La moneda puertorriqueña
Otra cosa que yo quería hablar, quería hablarles a ustedes era de… como hace ciento cinco años, creo que son, o más, que estamos bajo, uh, administración norteamericana, la moneda puertorriqueña de estos días es la misma moneda de los Estados Unidos. Pero, con nombre diferente. Y yo les quería decir que, miren, este que ustedes ven aquí, el dólar, el p- el puertorriqueño común y corriente, no importa de qué estatus social sea, le llama peso. Porque cuando éramos colonia española la moneda de Puerto Rico era el peso. Y es el mismo que tienen ustedes. Pero esto es un peso. Ahora, bien. También los, los, los, los nombres cambian en lo que se refiere a las monedas. Y los nombres son bastante, bastante criollos, como diría mi padre. Miren ésta que está aquí, el, el, el "quarter”, allá el puertorriqueño le llama la peseta. Y la peseta es la moneda de España en estos días. Pero esto es una peseta, para el puertorriqueño esto es una peseta puertorriqueña. Que son los veinticinco chavos, que es el equivalente a veinticinco chavitos, ¿verdad? Ahora que mencioné el chavito, éste es el chavito, que es el "penny” de los norteamericanos. Casi siempre se dice el chavo prieto. Prieto significa oscuro, por- porque como está hecho de cobre. Entonces, cien chavos prietos hacen un peso. ¿Bien? Cuatro pesetas también hacen un peso. Y, si queremos adelantarnos más, ésta que está aquí, la, la monedita de los diez centavos, los diez chavos, el puertorriqueño, en algunos puertorriqueños le dicen vellón y otros le dicen ficha. Y eso depende del lugar donde usted esté en Puerto Rico. Creo que en el norte le llaman vellón, donde yo soy estos son fichas, creo que en Ponce también son fichas. Este que está aquí, en el norte, le dicen vellón. Voy bien, ¿no? Y son los cinco chavitos. O séase que, un vellón, una ficha, una peseta y un chavito prieto son las monedas con las cuales hacemos las transacciones del diario vivir. Y la más grande de todas que es el peso, en papel moneda. Ah, en las bodas o anteriormente cuando una muchacha se iba a casar, la tradición era escoger diez de estas de diez de sus amigas, se llevaban a la, a una joyería, y la joyería las soldaba y hacía como una pulserita. Y eso se entregaba en la boda, y el nombre de esto son las [¿arrias?] o como dice la gente las [¿arrias?]. Y es como un símbolo del dinero que lleva la novia al, al matrimonio. Ya casi no se usa, pero ya esta tradición, eh, eh, todavía hay gente que la mantiene, pero ya muchas bodas no la hacen porque sale caro mandarla a en… a soldar y hacer esas cosas así. Pero como ven, la moneda de Puerto Rico refleja, al igual que la tradición, refleja la herencia española, que tuvimos por cuatrocientos cinco años, por cuatrocientos cinco años fuimos colonia de España. Fuimos el último baluarte de España en las Américas. Hasta el 1898, que los americanos invadieron o entraron, mejor dicho para no ofender a nadie, entraron por el sur, por Guánica, mientras allá en San Juan estaban, este, bombardeando el puerto de San Juan. Y a partir de eso, pues ya son ciento cinco, si no me equivoco, son ciento cinco años de convivencia entre un país de cultura altamente hispana, con un país de, de fuertes raíces anglosajonas.

- Cabo Rojo
- Puerto Rico